Hola amigos de Terra Viva, esta semana hablaremos un poco sobre que nos concierne a todos. Es una reflexión subjetiva acerca de los movimientos ecológicos y como ellos nos “representan” en algo que todos nosotros somos al final.
Cuando hablamos de movimientos ecológicos, vemos personas abogadas en derechos ambientales, queriendo salvar grandes mamíferos o diminutos insectos en bosques muy lejanos a nuestra casa. ¿Pero que es en realidad un movimiento ecológico? Fuera la perspectiva burocrática de pensar en asociaciones y leyes que las amparan. ¿Que significado en el día a día tiene esta figura?
¿No es movimiento ecológico todo aquello que en la ecología en si se pueda mover? ¿No somos nosotros individualmente un movimiento en si? ¿No es nuestro día a día un hecho que transcurra en un entorno que amerite ese nombre?
Por observación propia he llegado a ver que tanto un bosque como una ciudad tienen sus ciclos. Y que todos ellos están en una constante que me gustaría llamar ecología en movimiento. He podido sintetizar que; en la naturaleza no hay buenos ni malos, simplemente harmonías. Harmonías que se interrelacionan a los ciclos individuales de todos los seres que viven en ella. Un ave que come un insecto, que a su vez es comido por un anfibio, que a su vez es comido por un mamífero, que a su vez es comido por el hombre. Hay un ciclo en eso, no existen patrones de justicia judiciales para un venado, ni una cascabel, simplemente causas y efectos.
Con esto me quiero referir que al igual que a esa cadena alimenticia que vemos por los programas de televisión, nuestra sociedad moderna cuyo bosque es representada por grandes ciudades, pasa por el mismo proceso de causa y efecto. Un ser humano que durante su ciclo vive en un cubículo de 20 mts2, el cual no respira ni transpira. Sus pies pisan una tierra que llaman concreto y asfalto, respira un aire que no lo ayuda a pensar bien, pasa mas tiempo dentro de animales de acero (llamados carros) que no hacen mas bulla que sus pensamientos cotidianos, escucha el cantar del televisor y la radio para mantenerse atento a lo que pasa afuera, come alimentos sintéticos de colores estéticos y sabores inexistentes en la naturaleza. ¿No es todo esto un movimiento ecológico? ¿No deberíamos pensar que el medio ambiente comienza en nuestra propia casa? ¿Salvemos las ballenas pero matemos las gallinas? Es muy paradojo esperar que otros hagan lo que nosotros mismos podríamos hacer. No se trata de creer que los demás podrán salvar nuestro oxigeno y hacer nuestro planeta mas verde, si no es llegar a ser consiente de cada paso que demos, ya que cada paso es una acción o mejor dicho es la ecología en movimiento.
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